viernes, 15 de mayo de 2015 0 comentarios

INFANCIA: Reflexión final.

Tras estas entradas relativas a la infancia, está claro que es uno de los sectores de la población más vulnerable en todo el mundo. No solo aquí en España a causa de la crisis actual y la pobreza que hay, sino en todo el mundo, y justamente por esto debería haber mucha más gente concienciada en que hay que cambiar las situaciones que se dan en contra de estas personitas. Hay que darse cuenta de que hay que cuidarlos, que son las generaciones futuras que cuidarán de nosotros o de nuestros hijos,. Hay que darse cuenta de que hay que dejarles un mundo mejor, más cuidado, con menos maldad, porque es esto, la maldad lo que habita en muchos corazones de las personas, y lo que corrompe las personalidades de otra gente que podría ser diferente.

Creo que es vital darles la importancia que merecen, sus derechos, aceptar sus facultades y las aptitudes que tienen, darles voz en aquellas cosas que son tan vitales para su futuro, para su vida, y para la conservación de la humanidad como algo bueno y no como algo dañino.




Realizado por: Sara Belén León Ortega, subgrupo A1 de la asignatura Ética y deontología para el Trabajo Social.
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PREJUICIOS Y ESTEREOTIPOS

Los prejuicios y los estereotipos son las percepciones que tenemos de los demás, la mayoría suelen ser negativos. Son el resultado de ciertos procesos cognitivos.

¿Tenemos o no prejuicios y estereotipos?

Es posible que la mayoría de las personas los tengan, pero como profesionales del Trabajo Social, debemos fomentar el conocimiento a la población general de su significado peyorativo para conseguir eliminarlos de nuestro vocabulario o pensamiento.
Los estereotipos se definen como:
  • Rasgos que se atribuyen a un grupo.
  • Imagen mental simplificada de los miembros de un grupo compartida socialmente.
  • Creencias que atribuyen características a los miembros de un grupo.

Algunos ejemplos son: “los andaluces son unos vagos” o “los madrileños son unos chulos”.
Además, los estereotipos se dividen en:
  • Estereotipos positivos: “los gitanos son buena gente”.
  •  Estereotipos neutros: “los suecos son altos”.
  • Estereotipos negativos: “los negros son unos guarros”.

Aunque intentemos concienciar a la población para que dejen de utilizarse los estereotipos, es necesario saber que éstos son resistentes al cambio y que su principal característica es la de generalizar.

Los prejuicios incluyen la emoción y la acción. Se definen como un juicio previo no comprobado, de carácter favorable o desfavorable, acerca de un individuo o de un grupo. Los prejuicios también pueden ser positivos o negativos.

Un ejemplo de un prejuicio negativo sería: “veo a un gitano y pienso que me va a timar o robar, por lo que siento miedo y salgo corriendo”.

¿Qué pasaría si un profesional tuviera prejuicios o estereotipos?


Personalmente creo que los trabajadores y trabajadores deberían intentar eliminar este tipo de pensamiento o conseguir que no le afectase a la hora de llevar a cabo la posible intervención, ya que los estereotipos y prejuicios suelen acabar con una discriminación de las personas. Si finalmente, no se ven capaces de dejar este tipo de pensamientos, debería derivar a otro profesional para no perjudicar a la persona. 


Patricia Gómez Torres 3º A1

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CÓDIGO DEONTOLÓGICO


El Código Deontológico de Trabajo Social es una guía para los profesionales que sirve para resolver los conflictos éticos que puedan surgir a lo largo de la profesión y asegurar el buen ejercicio de ésta.
Sus objetivos, entre otros, son:
  • Delimitar responsabilidades profesionales.
  • Promover el incremento de los conocimientos científicos y técnicos.
  •  Definir el correcto comportamiento profesional.
  • Evitar la competencia desleal.
  • Mantener el prestigio de la profesión
  • Perseguir el constante perfeccionamiento de las tareas profesionales.
  • Atender al servicio a la ciudadanía y a las instituciones
  •   Valorar la confianza como factor importante y decisivo en las relaciones públicas.
  • Servir de base para las relaciones disciplinarias.

Entre las funciones del trabajador y la trabajadora social se encuentran:
  •  Información.
  •  Investigación.
  • Prevención.
  • Asistencia.
  • Atención directa.
  • Promoción e inserción social.
  •  Mediación.
  • Planificación.
  • Gerencia y dirección.
  • Evaluación.
  • Supervisión.
  • Docencia.
  • Coordinación

Dentro del Código Deontológico hay cuatro capítulos, con un total de 59 artículos, en los que se recogen los derechos y deberes de todos los trabajadores y trabajadoras sociales en el ejercicio de su actividad profesional.

En esta entrada se habla de los principios generales de la profesión que corresponde al Capítulo II del Código.
El Artículo 7 establece que “el Trabajo Social está fundado sobre los valores indivisibles y universales de la dignidad humana, la libertad y la igualdad tal y como se contemplan en la Declaración Universal de los Derechos Humanos, las instituciones democráticas y el Estado de Derecho. En ellos se basa la actuación profesional, por medio de la aceptación de los siguientes principios”.

Principios básicos:
  1. Dignidad: la persona tiene valor en sí misma.
  2.  Libertad: la persona realiza todos los actos sin coacción ni impedimentos.
  3. Igualdad: todos tenemos los mismos derechos y deberes compatibles.

Principios generales:
  1. Respeto activo a la persona, al grupo, o a la comunidad como centro de toda intervención profesional.
  2. Aceptación de la persona en cuanto tal con sus singularidades y diferencias.
  3. Superación de categorizaciones derivadas de esquemas prefijados.
  4. Ausencia de juicios de valor sobre la persona así como sobre sus recursos, motivaciones y necesidades.
  5.  Individualización expresada en la necesidad de adecuar la intervención profesional a las particularidades específicas de cada persona, grupo o comunidad.
  6. Personalización exige reconocer el valor del destinatario no como objeto sino como sujeto activo en el proceso de intervención con la intencionalidad de derechos y deberes.
  7. Promoción integral de la persona, considerada como un todo, desde sus capacidades potenciales y los múltiples factores internos y externos circunstanciales. Supone superar visiones parciales, unilaterales así como integrar la intervención a través de la interprofesionalidad.
  8.   Igualdad de oportunidades, de derechos, de equidad y de participación.
  9. Solidaridad, implicarse en el logro de una sociedad inclusiva, y la obligación de oponerse a las situaciones sociales que contribuyen a la exclusión, estigmatización o subyugación social.
  10. Justicia social con la sociedad en general y con las personas con las que se trabaja, dedicando su ejercicio profesional a ayudar a los individuos, grupos y comunidades en su desarrollo y a facilitar la resolución de conflictos personales y/o sociales y sus consecuencias.
  11. Reconocimiento de derechos humanos y sociales y su concreción en el ejercicio real de los mismos.
  12. Autonomía ejercida desde la confianza en las capacidades propias de los profesionales, sin coacciones externas.
  13. Autodeterminación como expresión de la libertad de la persona y por lo tanto de la responsabilidad de sus acciones y decisiones.
  14. Responsabilidad y corresponsabilidad con la persona usuaria, con todos los sujetos que participan en la intervención profesional y con las instituciones.
  15.  Coherencia profesional conociendo y respetando el proyecto y la normativa de la institución donde trabaja.
  16. Colaboración profesional de manera activa, constructiva y solidaria en relación con los/las otros/as profesionales que participan en la intervención profesional con la persona usuaria. Del mismo modo en lo referente a la auto-organización de los/as profesionales del trabajo social en sus estructuras organizativas colegiales.
  17. Integridad exige del profesional no abusar de la relación de confianza con la persona usuaria, reconocer los límites entre la vida personal y profesional, y no aprovecharse de su posición para obtener beneficios o ganancias personales.


Se exponen estos artículos ya que se considera que en muchos de ellos los trabajadores sociales pueden llegar a experimentar conflicto y que no es tan fácil como parece, por ello es importante conocerlos y saber cuáles son nuestras limitaciones para que nuestra práctica profesional sea lo más eficaz posible. 

Patricia Gómez Torres 3º A1.
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EL TRABAJO SOCIAL: UNA PROFESIÓN INVISIBLE.


Cada vez que ocurre un accidente, catástrofe o situación de riesgo, en los medios informan de los profesionales que acuden para prestar sus servicios como los médicos, enfermeros, psicólogos, bomberos, policía, etc. Pero, ¿qué pasa con los trabajadores sociales? ¿No acuden? ¿O es que no se habla de ellos?

Pero esto no es así. Los trabajadores sociales desempeñan una gran labor en este tipo de situaciones. Hay protocolos de preemergencia, impacto y postemergencia, en los que la principal función de los profesionales es dar apoyo social, emocional e información. Por lo que los trabajadores acuden a este tipo de situaciones y además son muy necesarios.
El problema, entonces, está en los medios de comunicación. En numerosas ocasiones han salido noticias en las que no se ha informado de la presencia de trabajadores sociales, que sí estaban, y en cambio hablaban de psicólogos.

Esto ha ocurrido, por ejemplo, en la información que se dio del atentado del 11M o del reciente terremoto de Nepal. Además, sin ir más lejos, cuando el pasado 24 de marzo ocurrió el accidente Germanwings, se publicaron las siguientes noticias:

Para que nuestro trabajo deje de pasar inadvertido de cara a los medios de comunicación, quizá sería necesario concienciar e informar a la población de que existen los trabajadores sociales como profesionales que cumplen una gran función en este tipo de situaciones u otras, al igual que los destacados en los medios, y que así, dejase de ser una profesión invisible y tuviera el mismo reconocimiento que otras. 

Patricia Gómez Torres 3º A1
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INFANCIA: Negligencia y malos tratos.

La Organización Mundial de las Naciones Unidas (ONU) define el maltrato infantil como "Toda forma de violencia, perjuicio o abuso físico y mental, descuido o trato negligente, malos tratos o explotación, mientras que el niño se encuentre bajo la custodia de sus padres, de un tutor o de cualquier persona que lo tenga a su cargo''

UNICEF entiende a los menores victimas de maltrato y el abandono como aquel segmento de la población conformado por niños, niñas y jóvenes hasta 18 años, que sufren ocasional o habitualmente actos de violencia física, sexual o emocional, sea en el grupo familiar o en las instituciones sociales. El maltrato puede ser ejecutado por omisión, supresión o trasgresión de los derechos individuales y colectivos e incluye el abandono completo o parcial.

El maltrato psicológico es una forma de agresión emocional y se ha definido como el daño que se hace contra las aptitudes y habilidades de una persona, destruyendo su autoestima, su capacidad de expresarse y de relacionarse, alterando su personalidad y en general el desarrollo armónico de sus emociones y facultades.

Tanto en el maltrato físico que ya he mencionado en alguna entrada anterior del blog, como en el psicológico (emocional), pueden causar graves consecuencias en la vida futura del menor. Hay que añadir que el maltrato emocional es bastante frecuente, pero es más sutil, aunque evidentemente es igual de grave.

Un dato interesante, es que la Federación Psiquiátrica Italiana considera que "la violencia en las películas fortalece el comportamiento mimético; proyecta al público una imagen distorsionada de la realidad y una actitud permisiva hacia la brutalidad, fomentando actitudes violentas". No hace falta decir que la manipulación psicológica ocasiona una distorsión total en la personalidad del menor al cambiar su percepción de la realidad y de la normalidad.


Se incurre en negligencia, cuando sin tener en su origen la intención de daño, se provocan por ignorancia, lesiones físicas al menor, podrían citarse casos como la ingesta de algún fármaco contraindicado en el embarazo que dañe al feto; el tabaquismo, alcoholismo o drogadicción de la madre durante el embarazo, que también provoca lesiones diversas; así como la transmisión de enfermedades venéreas. Para que se tenga en cuenta el hecho de que la negligencia no viene solo dada en el momento en que se cría a un hijo, sino que ya desde que tenemos conocimiento de su existencia pueden cometerse actos tan malos para un menor como una agresión física o psicológica a los ocho años de edad.

El hostigamiento que tienen algunos padres hacia sus hijos deportistas, provoca una ansiedad y malestar en el menor que quizás ni si quiera ha elegido estar en ningún deporte pero se lo han impuesto y le exigen un rendimiento mayor al que consigue. La negligencia puede darse también al poner al menor en manos de entrenadores improvisados, que por desconocimiento pueden causar lesiones en el niño por sobrecargarlo de actividades u órdenes.

Debe destacarse que se ha detectado en diferentes partes del mundo un creciente y alarmante reclutamiento de menores para llevar a cabo sacrificios humanos con ellos, siendo víctimas de un misticismo y una tradición que posiblemente desconozcan, puesto que en ocasiones estos menores pueden llegar a estar secuestrados o recogidos de horfanatos y de la calle. De la misma forma que los niños soldados son llamados a líneas de enfrentamiento y entrenados para atacar al enemigo.

Finalmente, hay que mencionar y darle especial importancia a todos esos menores que se encuentran en situaciones especialmente difíciles como los refugiados, víctimas de guerras; víctimas de desastres naturales; repatriados, hijos de trabajadores migratorios; víctimas del tráfico de órganos humanos o víctimas de la trata de niños para pornografíay abusos.

Realizado por: Sara Belén León Ortega, subgrupo A1 de la asignatura Ética y deontología para el Trabajo Social. 
jueves, 14 de mayo de 2015 0 comentarios

¿EGOÍSMO O ALTRUISMO EN EL TRABAJO SOCIAL?

Siempre se dice que la profesión de Trabajo Social se elige por vocación, es decir, que tu personalidad va a influir en esta elección.

En esta entrada vamos a plantearnos un problema moral, somos altruistas o egoístas, y lo más importante, ¿se pueden unir ambos conceptos?

Vamos a empezar con el concepto altruista que es más definitorio respecto a la profesión. Según Comte el altruismo es la conducta humana que consiste en brindar una atención desinteresada al prójimo, aun cuando dicha diligencia atente contra el bien propio.
Esta definición creemos que es bastante extremista en el aspecto de que antepones tu bienestar por el de otro, y no creemos que sea así del todo.
Por lo que ser altruista para nosotras se acerca más a la definición de ayuda desinteresada, ofreces tu atención a otro a cambio de nada, pero no como consecuencia de ello se ve afectado nuestro bienestar.

Respecto a la definición de egoísmo, según la RAE, es el inmoderado y excesivo amor a sí mismo, que hace atender desmedidamente al propio interés, sin cuidarse del de los demás.

Hay un tipo de egoísmo que es el que más se acerca al planteamiento al que queremos llegar, es el egoísmo ético que considera que las personas ayudan a las demás pero siempre en búsqueda de un beneficio posterior, es decir, que la ayuda representa un medio para obtener algo provechoso. Por lo que, creemos que el concepto altruista en el fondo debería de ir ligado con el concepto de egoísmo ético, porque aunque realizamos un buena acción de manera desinteresada eso no es así del todo, ya que recibimos una recompensa emocional. Un ejemplo es que si actuamos bien o para alguien recibimos una recompensa gratificante, y viendo el efecto positivo que produce en nosotros realizar dicha acción hará que repitamos esta conducta, por lo que nos atrevemos a decir que no existe el altruismo como tal, de manera desinteresada completamente, sino que existe un egoísmo altruista que nos hace actuar de esta manera porque recibimos un reconocimiento y una valoración tanto personal como de otros que nos provoca la repetición de estas buenas conductas.

Entonces, ¿el Trabajo Social es una profesión altruista o egoísta?


Aunque toda buena acción tenga una recompensa emocional positiva, creemos que el concepto de egoísmo está más centrado en una recompensa material, que el bienestar de los otros no te importe, e incluso que su malestar te alegre. Por lo que, sí creemos que sea una profesión altruista pero desde el punto de vista del egoísmo altruista. Realizamos buenas acciones de manera desinteresada aunque en el fondo vayamos a recibir una recompensa emocional mucho más importante y gratificante que una recompensa material, que para nosotras es la característica clave de un egoísta o egocéntrico. 

                                                   Patricia Gómez y Alba Leva A1
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LOS LIMITES ÉTICOS DEL TRABAJADOR SOCIAL

Teniendo en cuenta que el trabajo social es una profesión en la que estas en continuo contacto con los problemas y los conflictos de distintas personas, en mi opinión debemos de marcarnos unos límites para poder realizar una intervención adecuada. Pues si no lo hacemos, podremos no solo cometer errores, sino que los problemas de estas personas nos afecten personalmente, complicando así la futura intervención.

Una trasgresión de estos límites puede dañar la relación entre ambos.

Los trabajadores sociales deben entender que los límites profesionales son difíciles de identificar, y que deben seguir una serie de pasos para crear límites saludables desde el principio de la relación. 

En primer lugar, hay que comprender, ¿qué son los límites profesionales?, a continuación, identificar nuestros propios límites por si los estamos sobrepasando, y si es así, ¿Cuáles son las consecuencias de ello?, y por último, crear limites profesionales fuertes.

Para establecer los límites profesionales entre el usuario y el profesional hay que aclarar cuál va a ser la relación entre ambos. Es decir, explicarle al usuario que solo estarán en contacto durante las sesiones (a no ser casos excepcionales).

En el caso de que los límites se sobrepasen hay que volver a orientar y aclarar la situación al usuario.

Los límites se sobrepasan cuando el trabajador social viola la privacidad del usuario, utiliza un lenguaje despectivo hacia este, mantiene contacto físico excesivo, ya sea de forma cariñosa o agresiva.

Las consecuencias de trasgredir estos límites para el Trabajador Social son:
   •La pérdida de sus responsabilidades laborales.
   •Una mala gestión de recursos, y por lo tanto una mala           intervención.
  •Una excesiva involucración personal en el caso,         provocando una gran saturación emocional en el profesional.
    • Desvelar información personal de otros profesionales, o de sí mismo al usuario ó viceversa.
    • Y en el peor de los casos, el profesional puede recibir una multa, ir a prisión o perder temporal o totalmente el título de Trabajador Social.

En capítulo II del código deontológico del Trabajo Social hay un punto en principios generales que habla de los límites del profesional:

¨Integridad exige del profesional no abusar de la relación de confianza con la persona usuaria, reconocer los límites entre la vida personal y profesional, y no aprovecharse de su posición para obtener beneficios o ganancias personales.¨


                                                                                      Alba Leva A1
 
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